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| Imagen: ipsnoticias |
La economía de planificación central cubana viene trabajando conjuntamente con agentes privados en diversos aspectos con el objetivo de cerrar brechas en infraestructura. Este reto se le presenta difícil a una Estado con bajo presupuesto y que cuenta con préstamos internacionales impagos. El abastecimiento del agua es uno de los principales problemas de la población cubana y en particular de la habanera, esto se agrava por las tuberías que datan de finales del siglo XIX. En ese sentido, se plantea la interrogante: ¿Qué tanto ha ayudado la cooperación del sector privado a la mejora en la calidad de la distribución del agua en La Habana?
A partir del 2000, el suministro y almacenamiento del agua potable en La Habana se encuentran bajo la coadministración público-privada, lo que ha llevado a elevar la calidad de servicios y a seguir expandiendo el margen de cobertura, sin poder aún calificarla de óptima. Por lo general se abastece a la ciudad de agua durante 3 o 4 días a la semana, esto a manera de racionalizar este bien escaso. No obstante, a pesar de todas las medidas tomadas por la administración, las personas no satisfacen sus necesidades. Es importante mencionar que la prioridad ante cualquier eventualidad siempre la tienen las escuelas y los hospitales. Siendo así, en muchos sectores de la ciudad, la propia población coloca motores ilegales dentro de las redes de desagüe con el objetivo de abastecerse de agua mucho más rápido que otros vecinos lo cual tiene como consecuencia una baja en la fuerza con la que el agua es llevada a los domicilios ocasionando que dicho servicio no llegue a todo el vecindario o lo hace defectuosamente.
De acuerdo a cifras presentadas en el último estudio del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el 45% del agua que recorre la isla mediante cañerías se pierde debido al mal estado de la infraestructura y al hurto. Por último, otro problema que presenta Cuba es la severa sequía. Según datos oficiales el 71% del territorio se encuentra en estado de sequía meteorológica lo cual dificulta aún más la labor de recolección de este recurso. Entendemos que este problema agrava todo el panorama alrededor de la situación del agua en la capital cubana. Es importante resaltar que Cuba no es el único país en la región que cuenta con este déficit, esta dificultad suele repetirse en muchos de los países de la región que suman a su situación, la precariedad de sus viviendas y el hacinamiento, lo cual torna este en un problema de salud que se debe atender con rapidez.
En conclusión, a pesar de que la provisión de agua en La Habana se encuentra bajo la administración de una asociación público – privada hace más de 17 años, no ha habido mejoras sustanciales en cuanto a la calidad en la distribución de este recurso. Aún queda mucho por hacer para cerrar brechas en infraestructura.
Diego Jiménez

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