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El porvenir de la Argentina parece estar sellado con los resultados de las elecciones parlamentarias. Con una victoria arrasadora por parte de Cambiemos, la coalición política de Macri, con un 41,76% frente al Kirchnerismo que alcanzo 21,83%. Asimismo, el oficialismo logro imponerse en 15 de las 24 provincias, dentro de las cuales se encuentran las provincias de Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Buenos Aires. Es ahí donde el candidato oficialista Esteban Bullrich, sacó cuatro puntos de ventaja sobre Cristina Fernández, que a pesar de todo logró asegurarse un escaño y con ello inmunidad.
Es así, que el oficialismo se ve respaldado por la ciudadanía en las urnas y obtiene mayoría simple en la cámara de diputados (87 de los 257) y logra tener 24 de 72 senadores. Sobre todo, el saldo positivo significa que el oficialismo puede ostentar fácilmente la comisión presupuestaria y hacer los cambios necesarios para brindar seguridad al capital extranjero y nacional. Aprovechando su mayoría y la oposición fragmentada.
Sin embargo, ¿los siguientes resultados encarnan en si la muerte del populismo en la Argentina? En los últimos años por sus políticas económicas de corte neoliberal, el gobierno de Macri ha mostrado síntomas de inestabilidad económica. Esto es consecuencia del sinceramiento de la economía mediante ajustes estructurales. De este modo se apuesta por una estabilidad macroeconómica con un Estado mínimo y crecimiento económico, a cambio de una desigualdad social con condiciones laborales precarias.
¿Esto quiere decir que todo lo anterior mencionado podría traducirse en la desaparición definitiva del populismo? No necesariamente, ya que las políticas neoliberales garantizan la estabilidad económica pero no logra el desarrollo integral del país. De ahí que se generan las condiciones necesarias para que en el futuro surja una vez más el populismo.
Crisis económica, desigualdad, pueblos marginados; son oportunidades para el surgimiento del discurso populista, ya sea de derecha o izquierda. En donde hay un vínculo más directo con el pueblo obviando los otros poderes del Estado, dejando de lado la institucionalidad. En última instancia, el populismo atrae porque plantea soluciones rápidas a problemas eternos, pero mata porque sigilosamente debilita la institucionalidad. Una institucionalidad que se creó para que no haya una concentración del poder que facilite la corrupción y la arbitrariedad.
Dentro del conjunto de problemas de Argentina, el populismo se presenta como la solución de los problemas en los tiempos más necesarios. Siendo imprescindible para la ampliación de la democracia en el siglo XX hasta volverse en un tropiezo hacia el progreso en las últimas décadas.
El populismo, es así una forma de entender la política y las dinámicas de poder que se dan en nuestras sociedades latinoamericanas.
Rodrigo Torales
Cada autor/a se hace responsable de las opiniones presentadas en sus textos.

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