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| Imagen: periodicodelbiencomun |
El
27 de octubre, se celebró en el Centro Cultural Kirchner el aniversario número
cuarenta de la organización: Abuelas de Plaza de Mayo. En donde se anunció el
encuentro de la nieta número 125, hija de la, secuestrada, Lucia Rosalinda
Victoria Tartaglia una militante peronista. Y el pasado miércoles se anuncio el
encuentro de la nieta 126, Adriana Garnier Ortolani, hija de Violeta Ortolani y Edgardo Garnier, quien expreso:
"Estoy feliz, plena. Se me completó la vida"
Los siguientes hechos marcan un
esfuerzo constante de resistencia durante cuatro décadas a estructuras
autoritarias que todavía permanecen en la democracia. Es así que surge la pregunta:
¿Por qué permanece ciertas prácticas autoritarias en la democracia?
Argentina, a lo largo del siglo xx fue testigo de seis
dictaduras. De las cuales cuatro eran de carácter provisional y dos tenían la
intención de quedarse por más tiempo. Es ahí, que se encuentra la última
dictadura autodenominada: Proceso de Reorganización Nacional. Una dictadura
cívico-militar que instauro un Estado burocrático-administrativo.
Durante los siete años que permaneció la dictadura en
el poder se llevo a cabo un terrorismo de Estado. Se practicó una política
sistemática de represión contra cualquier voz disidente al régimen. De allí,
las torturas, desapariciones, censura y concentración del poder. Asimismo,
había una alianza tacita con el capital extranjero y nacional, al igual que la
complacencia de la Iglesia mediante el silencio. Sin embargo, ante las
aflicciones impuestas por las armas surgió un movimiento que desafío las reglas
impuestas por aquel régimen: las madres de plaza de mayo. Su objetivo era encontrar
a sus hijos desaparecidos ante la indiferencia de un régimen silencioso ante
sus demandas. No podían dejar que la angustia carcomiera sus esperanzas de ver
a sus hijos con vida, así que decidieron resistir.
Ante un régimen indiferente y sectores sociales
complacientes, optaron por captar la atención de la comunidad internacional. Es
así, que un jueves se encontraron en la plaza de mayo, se identificaron entre
la multitud mediante el uso de un pañuelo blanco y empezaron a rondar la plaza.
Usando solo su voz empezaron a exigir respuestas a un gobierno que solo conocía
la violencia. La prensa internacional, en aquel entonces, reportaba todos estos
acontecimientos y la comunidad internacional se vio obligada a presionar a la
junta militar.
Cuando la democracia regreso a Argentina se creó la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) para encontrar
una respuesta a los números desaparecidos. El informe final reveló que
existieron 8,961 desaparecidos; y 380 centros clandestinos mostrando así que
existió una política sistemática de represión. Posteriormente, también se
conocería que se secuestró a mujeres embarazadas y se las hizo dar a luz en
centro clandestinos, para después matarlas y entregar a los niños a otras
familias.
De ahí la lucha, de las abuelas de plaza de mayo en
hacer que los hijos de las madres secuestradas se encuentren con su verdadera
familia. Al principio no era sencillo, pero con la creación del Banco Nacional
de Datos Genéticos en el gobierno de Alfonsín se pudo identificar a los nietos.
En la actualidad, la búsqueda continua ante las
adversidades de una democracia y ciertos sectores sociales que no impulsan esta
búsqueda justa y necesaria. En efecto existe un lastre de aquella época
autoritaria porque la sociedad permite hasta cierto punto que permanezcan, al
igual que el Estado, pero mientras halla movimientos como el de las abuelas de
plaza de mayo que resistan ante las adversidades ya sea en dictadura o
democracia, tal vez no todo este perdido.

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