![]() |
| Imagen: APG |
Achacachi,
provincia de Omasuyos-Bolivia, ha sido territorio de conflicto entre los
vecinos y las autoridades en el año 2003. Actualmente, en el 2017, se ha
desatado otro conflicto social de extensa duración. La vivienda del Alcalde,
Edgar Ramos, y uno de sus vehículos, fue quemada por algunos vecinos del lugar
el 14 de febrero del 2017. Esto se debió al incumplimiento de la rendición de
su informe de gestión en el 2016. Luego, al siguiente día, 15 de febrero, los
campesinos saquearon las viviendas de dichos vecinos. Aunque la Defensoría del
Pueblo ha mediado el conflicto entre los afectados, la Federación de Juntas
Vecinales ha decidido ir a un paro indefinido para demandar la renuncia del
cuestionado Alcalde (Apaza, 2017). El conflicto desatado en Achacachi se inició
en febrero y los reclamos se mantienen hasta el día de hoy. Hace menos de 10
días, el 23 de octubre, los vecinos achacacheños impidieron el ingreso de la
Policía y de los Consejales como símbolo de protesta.
Para
comprender el origen y desarrollo del conflicto, se proponen dos ejes. El primero da cuenta de cómo se ha
desatado el conflicto e identifica a los actores involucrados. El segundo permite
comprender, desde el escenario planteado, el fenómeno de la deslegitimación del
Estado boliviano.
Así,
en este escenario, por un lado, se encuentran los actores que cuestionan la
legitimidad del Estado boliviano. Esto se evidencia con la demanda de los
vecinos de la ciudad de Achacachi de la rendición de cuentas por parte del
Alcalde Ramos. Él no respondió al pedido presentado por la población. Además,
ha sido acusado de actos ilícitos y por corrupción. Dichas acusaciones están en
proceso y los ciudadanos achacacheños solicitan su inmediata condena y despojo
del cargo, así como la liberación de los detenidos por las protestas. Los
protestantes reclaman la intervención del gobierno central en este problema,
que ha indicado que no tiene la facultad de actuar por tratarse de un problema
municipal.
Esta
situación se desarrolla cuando la
población se siente ajena a la forma en
que se ejerce el poder y, aún más, si atenta contra sus propios
intereses; por ejemplo, en Achacachi se plantea un mal manejo de los fondos
estatales (corrupción) por parte del Alcalde y una respuesta inexistente por su
parte. Así, la población busca ejercer “la soberanía desde los intersticios de
la ley y también desde la violencia, conceptualizada como ríos que fluyen a
través y en el interior del cuerpo estatal (Schavelzon, 2012). Lo ocurrido en
Achacachi desde el mes de febrero es una muestra de cómo la sociedad civil se
agencia de mecanismos no institucionales para presionar por la resolución de
los problemas que encuentran en su localidad y
que el Estado no logra gestionar.
Por otro lado, se encuentran los actores que
avalan la representación y actuación del Estado. Los ponchos rojos,
representantes de las comunidades aimaras, se mantuvieron del lado de las
autoridades regionales y centrales a lo largo del conflicto. Ellos han
respaldado al alcalde en cuestión. Para ello, han sido partícipes, después del
enfrentamiento directo, de la intervención de autoridades públicas oficiales,
como la Defensoría del Pueblo, en el conflicto. Pese a ello, si bien los
ponchos rojos mantuvieron su defensa a los representantes estatales buscando canales
oficiales para la resolución de los conflictos, también utilizaron métodos de
violencia.
Por
ello, estos hechos pueden dar cuenta de la pérdida de legitimidad del Estado
Plurinacional de Bolivia. Esto se hace evidente con la utilización de la
violencia por parte de actores de la sociedad civil como un mecanismo de
protesta y esto desafía el monopolio del uso de la fuerza que le pertenece, legalmente, al Estado.
De
esa forma, el conflicto pone de relieve una característica de los estados
latinoamericanos: el cuestionamiento de su legitimidad y su posible pérdida. Como menciona
Rabinovich, existen estructuras estatales débiles crecientes. Esta debilidad en
las instituciones abre paso al recurso a la violencia por parte de la sociedad
civil, lo cual es un patrón que se repite en la historia latinoamericana, como
ha sucedido y sucede en Bolivia. Así, el conflicto desatado en Achacachi pone
en evidencia un rasgo característico que el Estado Plurinacional ha compartido
con los Estados en América Latina: el cuestionamiento y enfrentamiento del
poder mediante el uso de la violencia.
Omayra Peña Jiménez
Cada autor/a se hace responsable de las opiniones presentadas en sus textos.

Comentarios
Publicar un comentario