![]() |
| Imagen: No a la Mina |
América Latina posee el 27% de las inversiones mineras en todo el mundo. Sus exploraciones en minerales tuvieron un aumento de 2000 a 18000 millones de dólares en solo diez años.
México, Panamá y República Dominicana son países que a partir de la actividad minera han logrado hacer crecer sus economías, ya que esta industria aporta entre 7 y 10% a su PBI interno.
Sin embargo, el pasado marzo, El Salvador fue el primer país del mundo en prohibir esta actividad minera en todas sus formas. Como resultado, se anularon todos los trámites pendientes realizados por empresas trasnacionales que buscaban obtener licencias mineras en el país. De esta manera, este estado aseguró el bienestar de toda su población frente a una industria próspera pero altamente contaminante.
¿Cómo un estado logra ilegalizar una actividad económica por la cual otros países de su zona geográfica generan su crecimiento económico?
El triunfo de este estatuto no hubiera sido posible sin la activación efectiva y rápida de un gran capital social en los departamentos de Chalatenango y Cabañas, ambas zonas tradicionalmente conflictivas y organizadas debido al hostigamiento del que fueron víctimas por parte del ejército que buscaba aislar y quitarle apoyo al movimiento revolucionario. Estos dos territorios representan el corazón de la resistencia antiminera, ya que en el año 2008 se vieron afectadas directamente por la contaminación generada por las exploraciones llevadas a cabo por la empresa Pacific Rim en el año 2005.
Otra clave para el éxito fue la activación de un capital intelectual que se tradujo en la creación de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica. Este grupo sumado a los grandes esfuerzos de la Iglesia católica y de grupos ambientalistas y de derechos humanos iniciaron una serie de exploraciones acerca del daño ambiental generado por la minería en países vecinos como Guatemala y Honduras. Este informe expuso los riesgos significativos de contaminación del agua y del suelo que se generarían la minería, ya que tanto El Salvador como Honduras y Guatemala, comparten una misma cuenca hidrográfica que no les proporciona el agua suficiente para toda la población que habita en los tres territorios y que además ya se encuentra contaminada en un 90% por antiguas actividades mineras realizadas en la zona.
De esta manera, la politización de la ciencia logró una institucionalización del movilización colectiva, pues a partir de los resultados del informe se logró concientizar a los pobladores de que la actividad minera no solo aportaba el 0.3% al PBI interno del país, sino que resultaba ser una actividad incompatible con las actividades turísticas y agropecuarias que sí generan ingresos significativos a la economía salvadoreña. Por lo tanto, la activación de un fuerte capital social e intelectual en El Salvador les dio un mejor desempeño en el campo político a la resistencia antiminera, pues a partir de distintos recursos se planteó una nueva verdad científica para usarla con fines políticos y es así como la vida triunfa sobre la minería.
Ivette Angulo
Cada autor/a se hace responsable de las opiniones presentadas en sus textos.

Comentarios
Publicar un comentario