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| Imagen: International Consortium of Investigation Journalists |
Ha pasado un año de la filtración
masiva de los Panama Papers, 11,5 millones de documentos confidenciales que
revelaron la verdadera magnitud de la evasión fiscal en el mundo. Entre los
nombre que aparecen en los documentos se encuentran varios expresidente,
miembros de la élite política en la región y de la élite económica. Sin
embargo, lo que en otros países se denuncia, en Panamá, el fraude fiscal, se
mantiene legal. Es más, dado el régimen fiscal especial que mantiene Panamá,
los servicios financieros son el principal motor económico del país, el factor
que explica su acelerado crecimiento económico de hasta 11% en la última
década, aun durante la crisis financiera global. Es probable que por esto no se
tomen las medidas del caso, Panamá muestra todos los síntomas de una guarida
fiscal. Pero, ¿también es una guarida de la desigualdad?
Aproximadamente el 25% de la
riqueza de los hogares está escondida en paraísos fiscales. En tanto a las
compañías, en Estados Unidos, el 40% de estas guardan su dinero en paraísos
fiscales. Más de la tercera parte del dinero del mundo está oculto en cuentas
offshore. Lo que constituye a países como Panamá en guaridas fiscales son la
institucionalización y sistematización de exoneraciones fiscales y de
secretismo para atraer a los grandes poseedores de capital que perciben mayores
beneficios en estas prácticas.
Es en ese sentido que, la
existencia de regímenes tributarios especiales aumenta la brecha económica
entre la élite económica global y los no privilegiados. La injusticia fiscal
impacta negativamente a la sociedad al alterar la redistribución de la
recaudación tributaria, en este caso, también en los países del resto del
mundo. Lo cual queda evidenciado en los índices de desigualdad de Panamá que en
2016 regresó a niveles de inicio de la década, colocándolo entre los 10 países
más desiguales del mundo, pese a su importante crecimiento económico. La
concentración de capital perpetua la marginalización de la población indígena
del extremo occidental del istmo y de los no privilegiados en general fuera de
la esfera pública.
La ciudadanía protesta por la
investigación de los miembros del bufete de abogados y la reforma del régimen
fiscal. Y ellos no están solos. Desde la cumbre del G20 del 2015 existe
consenso internacional sobre la ilegalidad de la evasión de impuestos,
decretando el fin del secretismo bancario. Internacionalmente son varios los
esfuerzos para contrarrestar el avance de ese capitalismo salvaje, como los que
promueve la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el
paquete BEPS (contra la erosión de la base fiscal y al traslado de beneficios)
y otros organismos, que en el ámbito regional promueven listas negras para
marginar esta forma de corrupción. Si las reglas de juego cambian a favor de la
transparencia, ya nadie jugará escondiendo sus fichas.
¿La necesidad social de la
corrupción, la fábula de las abejas, es tan vigente hoy en día como hace tres
siglos? La concepción de la corrupción como una institución monolítica sigue
erosionandose en un mundo donde la sostenibilidad social y la recaptura del
Estado por la política se convierten en las vías óptimas al desarrollo.
Alejandro Mosquera Ospina
Cada autor/a se hace responsable de las opiniones presentadas en sus textos.

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